La dura vuelta al curro

Estamos de acuerdo en que las vacaciones son necesarias y estupendas. Días libres en los que puedes hacer todo lo que se te ponga de las narices. Si quieres y puedes viajar te piras y si te apetece relax casero es otra opción. Adios al despertador, que más la hora de levantarse. Siestas eternas y tardes tranquilas, sin agobios, cafes con amigos a cualquier hora..... Vamos, el paraiso del ocio, pero llega el día en el que te chocas con la dura realidad y piensas "Jo, mañana a currar!" y toma depresión.
Solo he estado una semana de vacaciones pero a lo bueno uno se acostumbra rápido. En una semana me ha dado tiempo a acostumbrarme tanto a la vida ociosa que hoy cuando ha sonado el despertador he creido morir. ¡Dios mio, solo son las 9 de la mañana y tengo que levantarme! Vaya sobada, ni un cafe cargado, ni una ducha, ni nada me ha sacado del sopor mañanero.
Después del rutinario ceremonial de despeje, a eso de las 9.55 me he encaminado hacia la oficina.
No he estado tanto tiempo fuera como para que mi primer encuentro con Marisa haya pasado de una breve conversación de cinco minutos acerca de lo rápido que pasa el tiempo cuando estas de vacaciones y de las cosas que he hecho estos dias.
Todo esta exactamente tal y como lo deje, ninguna novedad digna de mención, las mismas caras, el mismo decorado tragicamente monotono. Que largo va a ser el invierno.
Me siento a repasar mi agenda, como siempre a quince dias vista y es que me toca dar la chapa sobre lo que tenemos de aqui a dos semanas, predico en el desierto pero por lo menos que no digan que no lo hago.
Me establezco el plan de trabajo para la semana, las cosas fijas siempre llevan dias y horas concretas y me da subidon cuando algo se sale de lo normal.
La cosa no esta tan mal, no me queda tanto para las proximas vacaciones, aun me queda una semanita que intentaré aprovechar. Ya se me paso el bajón.